lunes, 28 de julio de 2008

DIETRICH BONHÖFFER: CANTAR EN COMÚN (3/4).

Características del canto de Iglesia.

Debido a su total vinculación a la palabra, el canto de la Iglesia, sobre todo el cantado en familia, es esencialmente un canto al unísono. Su naturaleza exige que el vínculo entre la palabra y la música sea simple. Su melodía, totalmente libre, está sostenida única y esencialmente por la fuerza interior de la palabra cantada y por lo tanto, no necesita de ningún apoyo polifónico. “Cantemos hoy con una sola voz, al unísono y desde el fondo del corazón”, dice un canto bohemio. “Para que unánimes, a una sola voz, glorifiquéis al Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Rom 15, 6).

La pureza del canto al unísono, exento de la ornamentación de la musicalidad dudosa; la claridad no enturbiada por las veleidades de asignar a la música un privilegio junto a la palabra; la sencillez y sobriedad, la humanidad y el calor de esa manera de cantar, son las características esenciales que conviene al canto de la Iglesia. Sin embargo, sólo después de un ejercicio paciente nuestro oído llega a abrirse poco a poco a su belleza. La cuestión del canto al unísono en una comunidad depende de su poder de discernimiento espiritual. Por cantar al Señor y su palabra en un mismo espíritu, el canto al unísono se canta desde el corazón.

Enemigos del canto en común.

Existen algunos enemigos del canto al unísono que deben ser eliminados sin contemplación de la comunidad. A través del elemento musical es por donde llegan a introducirse más fácilmente en el culto, el mal gusto y la frivolidad. Entre esos enemigos, señalamos en primer lugar, la segunda voz improvisada, tan frecuente en los cantos en común y que, intentando dar base y plenitud a la melodía que brota libremente, mata la melodía y la palabra cantada. Otro de los enemigos es la voz baja o alta que se cree en la obligación de llamar la atención de todo el mundo sobre la potencia de su registro, cantando una octava diferente. Algo parecido sucede con el solista que quiere hacer valer su magnífica voz cubriendo la de los otros cantores con fortísimos exagerados. Enemigos también, aunque menos peligrosos, son los que “no tienen oído”, y por esta razón no quieren cantar, aunque son menos numerosos de lo que pretenden. Más numerosos, en cambio, son los que, a causa de su estado anímico o mal humos, no quieren unirse al canto, rompiendo así la unidad de la comunidad.

Fragmento de Dietrich Bonhöffer: “Vida en Comunidad” (Capítulo 2). Ed. Sígueme Salamanca, Novena Edición, Año 2003.

3 comentarios:

Yasna dijo...

Yo creo ser enemiga del canto en común muchas veces, mi timbre de voz en canto es suave, entonces, no opaco al resto, pero a veces cuando desafinan, yo me callo, no canto, además en los himnos congregacionales, casi nunca me da el tono, y si toco mandolina, no puedo cantar. Me gusta cantar sola jejeje, cero apego a la comunion de los santos :( buuu

Bendiciones!

Música Litúrgica dijo...

Estimado Robinson:
En Santiago puede oir canto gregoriano en la Misa en el rito Latino Tradicional, todos los domingos a las 12:00 hrs. Iglesia Hermanas de la Providencia. Av. Providencia 509 (entre Av. Condell y Av. Salvador).
También puede hacerlo en la Misa del Monasterio Benedictino de Las Condes.
Saludos,
Amalia

Música Litúrgica dijo...

Misa en los Benedictinos: Domingos a las 10:30 hrs. Tabmbién puede asistir al Oficio de Vísperas, todos los días a las 18:00 hrs. También con canto gregoriano.