lunes, 12 de mayo de 2008

Acerca del maestro Dr. Albert Schweitzer

Albert Schweitzer, avezado músico, pensador y médico, (1875-1965) es uno de aquellos grandes hombres que a pesar de los acontecimientos adversos del mundo, nos hacen mantener viva la esperanza en la humanidad.

Nacido en la alta Alsacia, estudió filosofía y teología en Estrasburgo, donde se doctoró en 1899. A principios de siglo, mientras residía en París, su interés se volcó al estudio de la música para la cual demostró tener un grandísimo talento. En especial dedicó sus esfuerzos al conocimiento del gran maestro Johann Sebastián Bach, sobre quien escribió un libro titulado "Bach, el músico poeta".

Pero, la inquietud y rebeldía de Schweitzer, que se presentaba en todos los terrenos del pensamiento, lo llevaron a estudiar medicina, doctorándose en esta disciplina en 1913, mas no para ejercitarla cómodamente en una urbe como París. Sí, pues el Viernes Santo de 1913 se despide de sus conocidos, para junto a su esposa enfermera partir hacia el África Ecuatorial Francesa. "Hasta ahora he estado diciendo lo que había que hacer, ahora me voy a hacerlo", fue su frase de despedida.

Y este “hacer” lo llevó a cabo durante 52 años. Una vez llegado a África, se instaló en los bancos del río Agoué, dentro de una misión protestante de la Sociedad de Misiones Evangélicas. Allí fundó su hospital con recursos propios y de algunos de sus seguidores. Lo administró a su manera, de hecho en el se admitía a toda la familia que acudía con un enfermo entregándoles cabañas para alojarse, pero la alimentación estaba reservada sólo para los enfermos que requerían dieta especial y los cuidados sanitarios sólo para los casos de especial gravedad. El resto corría por cuenta propia. De esta manera, el hospital a veces contaba con 1.200 huéspedes mientras que los enfermos eran sólo 250. En todo caso ello servía para mantener una vigilancia sanitaria sobre toda la comunidad.

Luego, en Lambarené, actual Gabón, toda actividad se desarrollaba bajo la dirección paternal de Schweitzer, y su equipo de médicos europeos.

Construyó un leprosario, impactado por esta enfermedad que atormentaba a la comunidad indígena ya diezmada por males como el esclavismo y el alcoholismo.

Toda esto fue construido a partir de un gallinero, para cuyo efecto Schweitzer se hizo leñador, albañil, arquitecto, por supuesto, junto al ejercicio de su apostolado médico.

Visita, hace curas, opera de la noche a la mañana y, además, escribe libros, manda cartas y crea una red internacional de ayuda a su obra, manteniendo correspondencia con personas y personajes de todo el mundo.

A causa de la Primera Guerra Mundial, es tomado presionero e internado en un campo de concentración, debido a su origen germánico. Después realiza varios viajes a Europa donde da conferencias y conciertos, con el fin de recaudar fondos para África y sus desventurados enfermos. Así, su fama y sus opiniones se acrecientan, junto a su firme oposición a las armas nucleares, hecha a través de una serie de llamamientos que lo convierten en un activo militante antinuclear.

Como justo reconocimiento a su obra, en 1953 se le otorga el Premio Nobel de la Paz: el 10 de diciembre de dicho año, una orquesta dirigida por Hugo Kramm abrió la ceremonia de entrega del premio al galardonado Albert Schweitzer, quien no pudo asistir pues tenía deberes que cumplir en su hospital. No obstante, el embajador francés en Oslo leyó un breve comunicado del galardonado, donde agradecía el premio y anunciaba que lo recibido sería utilizado para sus fines benéficos. 

Albert Schweitzer murió un 4 de Septiembre de 1965, a la edad de 90 años, y fue enterrado junto a su esposa dentro del recinto de su amado hospital.

1 comentario:

Biblioteca Reformada dijo...

Gracias Por tu comentario Robinson.

Comparto tu visión de la reforma, hoy es necesario promover una cosmovisión reformada, no esperar una nueva sino vivir conforme a los principios reformados.
Lamentablemente vivimos en un país sin mentes reformadas, la cristiandad promedio ignora que es poseer una mente cristiana.

Con respecto a Jonathan Edwards, existe poco material de este gran teólogo en chile, y obras en español puedes obtener algunos sermones, pero te recomiendo un autor que Toma todas sus enseñanzas, es el Pastor Bautista Reformado, John Piper.

Uno de sus mejores libros es: Los Deleites de Dios.

Bueno gracias por compartir Tus impresiones,

Dios te Bendiga.

Soli Deo Gloria.


Nestor Rubilar G.